Mostrando entradas con la etiqueta In Vinum.... Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta In Vinum.... Mostrar todas las entradas

viernes, diciembre 02, 2022

Elogio a la cultura (actual) del vino


Disfrutar de un buen vino con mejor compañía es, para aquellas personas que como yo disfrutan los buenos caldos en el momento adecuado, una verdad en sí misma.

¡El agua es para las ranas y para bañarse! – tronaba aquel viejo rocoso, como exigía su lugar de patriarca, don Mariano Aguinaga ante la petición de un vaso de agua por parte de mi madre, en ese entonces aún joven prometida de mi padre, esa lejana noche en la que él la presentara ante la familia de españoles con la que tenía cara relación y con la cual viviera tantos años en la Ciudad de México. Claro, en esa casa solo se bebía vino a la mesa. Pepe, uno de los hijos de don Mariano, y mi papá, eran compañeros de desventuras en la famosa Universidad Militar Latino Americana (UMLA) hoy extinta institución militarizada. Esa casa, en la cual si algo no faltaba eran libros, buena comida y vino, era entonces una verdadero refugio de paz ante los rigores de aquel internado militar. Con esa imagen, mi relación con los buenos caldos data de antes de ni siquiera tener mi pase de abordar... ni siquiera en lista de espera, vamos. En casa de mis abuelos se bebían vinos, como era costumbre; pero en casa de los Aguinaga era un estilo de vida, algo infaltable en una mesa de origen ibérico. Yo no conocí a don Mariano, pero sí supe de su carácter un poco irascible... Tal vez aquellos vinos, junto con la buena mesa y la zarzuela, eran lejana añoranza de una España largamente acariciada, una España que había dejado de existir después de la guerra civil; un país que aún era tan grande como para producir aquellos caldos pero que solo existía en su memoria.

Y así fue como mi padre supo de la importancia y el valor de los vinos, y fue así como yo a lo largo de los años aprendí de él el respeto a los venerables caldos nacidos de la tierra, nacidos con cuidados y criados con esfuerzo y sapiencia de siglos. Los vinos al fin no son solo fiel reflejo del terroir de donde provienen, sino también de los hombres y mujeres que los crean y los producen, de sus creencias y de sus capacidades. Bebida cultural al fin, la historia misma del vino es una rica fuente de historias y leyendas, y no podía ser de otra manera dado que el vino ha acompañado a la humanidad por más de siete mil años ya.

Hoy en día creo que estamos ante un inmejorable momentum del vino. Lo que decididamente era un placer de unos pocos (aquellos que podían procurarse vinos y los menos todavía quienes tenían una idea clara de lo bebían, placer de entendidos), ahora se ha democratizado. Es posible conseguir al día de hoy justo el vino que buscamos en los estantes de los comercios especializados y aceptables vinos para maridar nuestros alimentos del diario en el súper; en cualquier librería es posible encontrar también literatura sobre el tema, para no hablar de Internet, donde pedir un vino deseado o el libro necesario está a un par de clics de distancia. Prácticamente lo que dicta los que bebemos es el conocimiento que tenemos sobre ellos y la mucha o poca cantidad de dinero que pensemos gastar en nuestro placer diario, aunque, como ya escribí antes, la buena vida tiene que ver más con la cultura que con el dinero.

Este auge extraordinario de la cultura del vino de la que hablaba es un fenómeno relativamente reciente; si acaso un par de décadas atrás las cosas no eran ni por mucho lo que son hoy. Sin embargo, el momento actual de la industria del vino es el resultado de los profundos cambios que esta ha experimentado a partir de 1950; prácticamente toda la industria se ha regenerado incorporando desde profesionales especializados hasta innovaciones tecnológicas entre otras decenas de cambios, poniendo a tono este antiquísimo oficio con el momento actual y dejando atrás aquellos tiempos en los que una solo mañana de vendimia demasiado fría arruinaba añadas enteras. Aunque por supuesto siempre tomando como referente las grandes y venerables casas vinícolas, añejas instituciones, las cuales forman los pilares en los que la cultura del vino se ha mantenido a lo largo de los últimos siglos, la industria del vino ha adquirido independencia y autonomía económica sin precedentes, y en algunos casos, elevándose a categoría de arte. Esto no es, claro, la realidad en todos los casos, pero es la percepción de mucha gente dedicada a este negocio y de consumidores por igual. En fin, la industria del vino, profesional y riquísima, siempre ha existido; pero ahora mucha más gente en todo el mundo tiene acceso a sus productos y esta crece y se mejora a si misma año con año. Y así más gente lee sobre y consume mejores vinos, asiste a cursos de catas y conoce las reglas básicas de como beberlos. Y esto no es más que beneficioso para todos los que respetamos los buenos vinos.

A pesar de todo lo anterior, el vino sigue reteniendo buena parte de su aura de misterio y de exclusividad y yo creo que debe así debe ser; así como la seducción es el arte de no enseñarlo todo, el mundo del vino abre sus puertas solo a quien tenga deseos de dar a cambio parte de su tiempo en conocer más de ellos y de saber como apreciarlos como experiencia gastronómica, porque es claro que las retribuciones son mayúsculas: la cultura vinícola es capaz de proporcionar los más variados placeres y de estimular el refinamiento de los sentidos, y todos sabemos que un hombre o una mujer refinados son un bien para la humanidad porque así esta en posición de aportar algo a la cultura de su propio pueblo. Es en ese sentido que los buenos vinos, así como los puros y los sombreros panamá, no son para cualquiera. Es muy cierto todavía que el hecho de saber de vinos y su correcta elección es clara marca de la educación, posición social y refinamiento cultural de las personas.

Ahora bien, en México, la cultura del vino siempre ha existido, aunque reservada a casi nivel de secreto familiar traspasado de padres a hijos. En Casa Madero tenemos la casa productora más antigua de América y comprobamos con mucho gusto que los vinos de nuestro país son cada vez más premiados en todo el mundo, en ocasiones en mayor medida que vinos provenientes de países con mayores recursos tales como los EE.UU. y Alemania, como en el caso del ultimo Concurso Internacional de Bruselas. Todo un éxito. El panorama, como ya mencioné antes, ha mejorado mucho y se ve prometedor.

Pero al final de todo, la experiencia con los vinos se reduce a nuestra propia relación con ellos. Los vinos no son cosa sobre la que se tenga que discutir sino solo disfrutar, ya que solo la experiencia nos ha de dar a lo largo de los años lo necesario para entenderlo y apreciarlo en su totalidad. Y en eso mismo hay tantas variantes que se han escrito y se escribirán extensos tratados sobre el tema. Lo importante, creo yo, es aprender ciertas cosas esenciales y construir nuestro propio marco de referencia sensorial. Y permitir la guía y sugerencias de los verdaderos profesionales de la gastronomía, sommeliers y enólogos por igual. Es claro que los vinos encuentran su mayor expresión en cuanto se hermanan con excelentes facturas culinarias en perfecto maridaje, pero es muy cierto también que un gran vino en un mal momento y viceversa es una verdadera lástima, algunos dirían que un sacrilegio; por tanto a cada momento su vino y a cada vino su momento. La buena cocina y los buenos vinos son algunas de las pocas cosas que nos quedan para disfrutar sin prisas en medio de este mundo en el cual justamente las prisas y la dureza de la realidad nos son cercanas por su inminente uso práctico en la rutina diaria la una y la inmediatez mediática la otra. Nada supera el placer de un sencillo plato hecho por uno mismo maridado con un buen vino. Y puede ser algo que nos saque de la misma rutina diaria de llegar a casa y comer. Siempre hay que darse tiempo a uno mismo.

Para mí y en personalísima experiencia, los vinos me han dado algunos de los mejores momentos de mi vida; algunas de las mas largas y deliciosas conversaciones con mis padres, mis hermanos, mis amigos; nada supera la memoria de aquellos atardeceres en los atrios de las muchas iglesia en Cholula, Puebla, con mi amiga francesa Silvie, por ejemplo; tengo en definitiva grandes amigos, pero soy un hombre dado a tener excelentes amistades femeninas y con mis amigas, in vinum veritas, he realmente disfrutado de largas y profundas conversaciones sobre los más variados temas, y ellas han demostrado ser buenas conocedoras de vinos.

Con mi hermano también he pasado buenos momentos y vinos: comiendo pizza con Chianti sentados en la fuente de la Piazza de la Rotonda, frente el Pantheon, en Roma, o maridando con Marie en Burdeos.  Y qué decir del vino disfrutado en pareja: descubrir nuevas etiquetas, nuevas cepas, nuevas regiones y nuevas sensaciones en compañía de mi amada Tania, la mujer de mi vida, ha sido parte importante de nuestra relación, creciendo juntos y disfrutando de nuestra mutua compañía...  Al final, los vinos han sido excelentes y nobles amigos, y han formado parte de las cosas de mi vida que jamás olvidaré. 

La idea principal que tengo sobre escribir sobre vinos en este blog ha sido la de compartir lo poco o mucho que he aprendido sobre estos, en el interés de que principalmente mis amigos y conocidos tengan en este una referencia sobre los vinos que he probado y mis sugerencias, además de algunos consejos que puedan serles útiles. Espero que así sea, pero además de ello, quiero compartir los momentos más increíbles vividos en compañía de los buenos vinos. He llegado a descubrir que “In Vinum Veritas” (en el vino está la verdad) es toda una declaración de intenciones, y hay que estar a la altura de las circunstancias. Aunque disfrutar de un buen vino con mejor compañía es, para aquellas personas que como yo disfrutan los buenos caldos en el momento adecuado, una verdad en si misma...

Xavier H. Castañeda

jueves, diciembre 01, 2022

Cómo Maridar Sin Marie...

De como un maridaje perfecto no es solo química pura y dura, sino un ejercicio de amor y sensaciones, momentos y tal vez, solo tal vez, una bella sonrisa a la francesa en una noche de invierno...

Me cuesta un poco confesarlo, pero sí, aquella noche en el Les Docks Girondins, un pequeño restaurante que ofrece convenientemente “Cuisine, Garonne et Jazz” en Bordeaux, la mesa estaba dispuesta para el romance... aunque, bueno, la perspectiva de cenar con alguna chica estaba un poco alejada de la realidad. Mi hermano Pablo y yo habíamos deambulado un rato por un Burdeos nocturno, helado como debe ser un Burdeos en pleno invierno; sobre todo en las calles perpendiculares al río, y ni que decir de la rivera misma. Pero, claro, teníamos hambre y lo vimos, ahí en el quai des Chartrons. Las personas en su interior se veían contentas y calientitas... no había que pensar más. La primera sorpresa fue por supuesto la bienvenida y la atención francesa, sobre todo acabando de llegar de Madrid, donde el servicio es más que eficiente pero tirando hacía el lado rudo. Nos sentamos y pedimos ver la carta. Algo caliente se ofrecía. Acabamos los dos pidiendo un Onglet aux Échalottes (Filete en salsa de chalotes) simplemente por que se veía delicioso ahí, en la foto, en término medio y con las famosas frites o universalmente conocidas papas a la francesa como guarnición. Más tarde, llegaría el pan, especialidad francesa, delicioso con hierbas y mantequilla al ajo, y después; pues después había que elegir el vino de una interminable lista de tintos en la ciudad misma corazón vinícola de Francia. Pues nada, ¿como saber maridarlo ahí, tan de repente, sin saber los detalles del plato? Fue entonces cuando se nos acercó Marie... rubia aparición de intensos ojos azules, la cual vestía una sencilla blusa blanca y falda negra larga y cuya sonrisa franca y delicioso acento les daban un aire exótico y lejano. Mi hermano me dirigió una mirada, con un “Yo ya sabía, mi amigo me dijo que las bordelesas me iban a encantar” como todo comentario. Asentí. Marie y su sonrisa nos sugirieron un intenso tinto, de Bordeaux, por supuesto. Asentí a todo lo que me decía, lo confieso, un poco arrobado. Marie era de verdad bella. Algunos comentarios más tarde llegaron platos y vinos y nos dispusimos a comer aquél filete à point, con su interior rosado y corazón rojo y exterior crujiente; acompañados de un lindo y rubio Bon appétit! El jazz y la comida simplemente eran deliciosos, invadiéndonos, relajándonos poco a poco... y las sensaciones más intensas llegaron en pequeños tiempos, con cada bocado y sorbo de vino en perfecto maridaje... Marie no solo era muy bonita sino que había maridado a la perfección platillos y vino, y aquellas sensaciones aun hoy se me escapan a la razón. Fue en aquel momento cuando esa sonrisa que me estremeció, el botón de oro de la noche, llegó; mientras olía los intensos aromas a madera, frutos rojos y especias de aquel vino, con la mirada seguía el suave andar de Marie, con aquella falda negra sugiriendo apenas la silueta de sus piernas. Sin avisarme y de espaldas a mí, volteo y me miró... y entonces aquella sonrisa dulce se dibujo en sus labios. Complaciente y amigable y pícara e inocente. Agradecí el gesto con un ademán y sonreí también. Vino y comida, maridaje celestial; rubias sonrisas y jazz, todo contribuía a la sensación de l´amour... Aunque ya era tarde, pedí café y unas pequeñas tartas de durazno, solo por verla ir y venir de nuestra mesa. Y ver como su sonrisa y ojos azules me miraban. Y realmente no me importó que no hubiera sistema y mi tarjeta no pasara, mientras que Marie se deshiciera en disculpas por ello. Nos despedimos e intercambiamos nombres y todo. Fue un poco triste dejar todo aquello esa noche de enero, hace apenas unas semanas, no lo puedo creer... y los dioses del vino saben que unos e-mails no bastan...

Aunque yo ya lo sabía por experiencia, fue realmente esclarecedor el hecho de que aquella noche todo contribuyera a vivir una de las experiencias sibaritas más intensas de mi vida; no hay nada más importante que un buen ambiente, el lugar, la ocasión, a la hora de maridar comida y vino, y sin embargo... no siempre contaremos con Marie para que nos maride así, como si nada...

Las dos cosas más difíciles de aprender a dominar en el mundo del vino son naturalmente la cata y el maridaje y a menudo toman cariz tanto de ciencia exacta como de arte oculta; sin embargo el mejor consejo que mi padre me dio, y que aun hoy aplico, es el de experimentar, es claro, con ciertos conocimientos como base. Las alianzas entre comida y vinos son tan amplias y variadas, y en ella surgen tantos factores diferenciadores (tales como la elaboración, los puentes, las guarniciones, la procedencia de los ingredientes, los gustos de cada quien, etc.), que es casi imposible sabérselas todas. Es ahí donde la experimentación y esa habilidad de los humanos de reconocer instantáneamente cuando se está ante algo bello entran en juego. Aunque sí que existen ciertas reglas de oro a tomar en cuenta, las cuales a continuación intentaré mostrar:

* Ligero con ligero, intenso con intenso. Un platillo sencillo en sus sabores requiere un vino que tenga esa característica de intensidad. Un plato complejo requiere de un vino igualmente complejo e intenso.
* Las alianzas deben basarse en los olores y sabores del plato y aquellos del vino, así:
-Amargo, dulce, salado y ácido son los Cuatro Sabores Fundamentales.
Entre ellos interactúan de la siguiente manera y son parametros a tomar en cuenta a la hora de combinar los sabores:
-Lo salado refuerza lo amargo.
-Lo amargo atenúa la acidez.
-Lo dulce atenúa lo amargo, salado y ácido.

* Los buenos vinos se disfrutan mejor en Petit Comité.
* La sucesión de los vinos en una larga comida de varios tiempos es muy importante también, aunque eso lo veremos en un nuevo articulo.
*Hacer todo con la vista del hombre enamorado.

La siguiente es una pequeña guía para incautos, sin embargo todo es posible sabiendo maridar a través de la experimentación para lograr hacer que ambos plato y vino se expresen a plenitud. Solo es cuestión de probar y probar...


APERITIVOS
Armonías Clásicas
Blancos secos
Espumosos de Denominación
Champagne
Armonías Contemporáneas
Blancos Melosos
Tintos ligeros
Vinos dulces naturales y vinos de licor

ENTRANTES FRIOS, ENSALADAS
Armonías Clásicas
Blancos secos
Rosados secos
Armonías Contemporáneas
Rosados semi-secos

ENTRANTES CALIENTES, PIZZAS, QUICHES
Armonías ClásicasBlancos secos
Rosados secos
Tintos ligeros

MARISCOS
Armonías ClásicasBlancos secos
Rosados secos
Armonías Contemporáneas
Blancos melosos
Espumosos de denominación
Champagne

CHARCUTERIA (CARNES FRÍAS)
Armonías Clásicas
Blancos secos
Rosados secos
Tintos ligeros
Armonías Contemporáneas
Rosados semi-secos

FOIE GRAS
Armonías Clásicas
Blancos melosos
Tintos con cuerpo
Armonías Contemporáneas
Espumosos de Denominación
Champagne

PESCADOS A LA PARRILLA
Armonías Clásicas
Blancos secos
Blancos melosos
Rosados secos
Tintos ligeros
Armonías Contemporáneas
Espumosos de Denominación
Champagne

PESCADOS EN SALSA
Armonías Clásicas
Blancos secos
Rosados secos
Tintos ligeros
Armonías Contemporáneas
Blancos melosos
Espumosos de Denominación
Champagne

CARNES BLANCAS, AVES
Armonías Clásicas
Blancos secos
Tintos ligeros
Espumosos de Denominación
Champagne
Armonías Contemporáneas
Rosados secos

CARNES ROJAS A LA PARRILLA
Armonías Clásicas
Tintos ligeros
Tintos con cuerpo
Armonías Contemporáneas
Espumosos de Denominación

CARNES ROJAS EN SALSA
Armonías Clásicas
Tintos ligeros
Tintos con cuerpo
Armonías Contemporáneas
Espumosos de Denominación
CAZA
Armonías Clásicas
Tintos con cuerpo
Armonías Contemporáneas
Espumosos de Denominación

QUESOS SUAVES
Armonías ClásicasBlancos secos
Tintos ligeros
Armonías Contemporáneas
Espumosos de Denominación
Rosados secos
Rosados semi-secos
Champagne

QUESOS FUERTES
Armonías Clásicas
Tintos con cuerpo
Armonías Contemporáneas
Espumosos de Denominación
Blancos melosos
Vinos dulces naturales

POSTRES (FRUTAS, CREMAS, TARTAS)
Armonías Clásicas
Rosados semi-secos
Armonías Contemporáneas
Espumosos de Denominación
Champagne

POSTRES (CHOCOLATES, PASTELES)
Armonías Clásicas
Blancos melosos
Armonías Contemporáneas
Vinos dulces naturales
Vinos de licor

Et bon appétit!

Xavier H. Castañeda
Marzo de 2007


« Les Docks Girondins »
Hangar 15, quai des Chartrons,
33000, Bordeaux, Francia
www.bordeaux.fr

Foto del Autor

jueves, abril 26, 2012

Rutas del Vino Mexicano

Disfrute usted, querido lector, de este excelente video del Sommelier Pedro Poncelis Jr., en donde nos describe de una manera muy breve pero cordial el desarrollo que la región de los valles de Baja California ha tenido en los últimos años, así como algunos de los productos que se elaboran en esa región del norte de México con gran calidad. Es una invitación para recorrer la Ruta del Vino de Baja California en un Wine Tour que pronto tendrá lugar, y que organiza sommelierponcelis.com.

Interesante y muy agradable.




En http://www.sommelierponcelis.com/ puede usted encontrar mayor información sobre viajes y servicios que ofrecen los Poncelis, incluyendo su vino D'Poncelis...

Para saber más:
http://es.wikipedia.org/wiki/Valle_de_Guadalupe_(Baja_California)
http://rutadelvino.com.mx/ensenada/



sábado, noviembre 27, 2010

Conservar un Vino Inconcluso


El 'Vacu Vin', es un ingenioso aparatito que nos permite degustar de una botella de buen caldo hasta en tres tiempos.

Es curioso, querido lector, que a pesar que la cultura del vino es ya milenaria, nunca antes como hoy se puede disfrutar de tanta variedad y calidad en el mercado del vino. A la par de esta deslumbrante oferta, muchos recientes aparatos (anglicismo: 'gadgets') nos han hecho la vida más fácil en cuanto al disfrute del vino se refiere, y uno de estos es el ya famoso 'Vacu Vin'.

El 'Vacuum Wine Saver', mejor conocido como 'Vacu Vin' es una pequeña bomba de vacío de uso manual que extrae el aire que se encuentra dentro de una botella abierta con ayuda de un tapón de hule, lo cual retrasa la oxidación del vino que aun se tiene dentro de ella preservándolo por mayor tiempo, con todas sus cualidades, hasta por unos 3 días (aunque yo he podido constatar que se puede conservar de manera aceptable hasta por 6 largos meses).


El 'Vacuum Wine Saver' funciona de manera muy efectiva. El procedimiento consiste simplemente en colocar el tapón de hule dentro del pico de la botella, colocar la bomba manual sobre este, y posteriormente bombear el aire de la botella, creando así el necesario vacío. Unos cinco o seis movimientos de bombeo son suficientes (en las versiones más recientes puede escucharse un 'clic' cuando se ha alcanzado el vacío optimo).



La patente de este dispositivo data de apenas 1983, cuando Bernd Schneider con ayuda de su hermano ingeniero John, holandeses, desarrollaron dicho aparato para conservar las botellas de vino abiertas al darse cuenta que la oxidación del contenido era el causante de su rápida degradación. Su invento fue tan exitoso que han vendido más de 30 millones de estos dispositivos a la fecha, además de ser la punta de lanza de una compañía creada para comercializarlo, solo tres años después, y que hoy cuenta con una amplia linea de innovadores aparatos para la industria alimentaria y para el hogar con presencia en más de 75 países, compañía que aún Bernd Schenieder maneja junto con sus hijos Patrick y Stephan.


Su uso resulta muy práctico cuando, si usted tiene el gusto de disfrutar como yo el vino junto con la comida, y en maridaje con esta, hace uso de varias botellas al mismo tiempo y no le es posible ni conveniente acabarse una botella sin mermar sus capacidades métro-boulot-dodo del dia a dia. Así, contando con que una botella consta de unas seis copas (con un máximo de dos copas por comida), es posible conservar dos o tres botellas para degustar en una semana, sin que este se vea degradado en gran medida. (Otra cosa son los Grandes Vinos, los cuales siempre recomiendo tomar en optimas condiciones y de una sola conversación).

Al día de hoy tanto el 'Vacuum Wine Saver' como sus correspondientes tapones de hule han experimentado mejoras continuas, con ligeros cambios en su diseño y acabados de mejor calidad. Pero en testamento de su sencillo pero eficiente diseño, el dispositivo con el que yo cuento (mostrado en las primeras imágenes) aún funciona de maravilla, como la primera vez. Gadget altamente recomendable, sin duda.






















Á votre santé!



Por Paco Hernández-Castañeda
Noviembre de 2010
©

Fotos del autor y del sitio del fabricante.
En Savoir Plus:

sábado, noviembre 20, 2010

El Libro de Catas


Del como catar vinos con placer y anotarlo de manera igualmente placentera.

No hace muchos meses un buen amigo me obsequió un programa especializado en catas de vinos. Era posible con este software manejar la cava - vinos, añadas, tiempos de guarda, etc. - y hacer comentarios de catas vía móvil, es decir, desde el mismísimo BlackBerry en el momento de la acción (estar tomando el vino, ¡redios!). Siendo un hombre educado como lo fui, agradecí cortésmente el regalo, pero (espero que mi buen amigo no se sienta mal al leer esto), dicho programa de computadora duerme plácidamente en un estante de mi despacho.

Una vez más permitame explicarme querido lector; no acostumbro practicar el mal gusto de ser desagradecido ni mucho menos, pero ¿que puede sustituir esas pequeñas vibraciones que producen pluma y papel al escribir con calma y mesura sobre una de las más lúdicas aficiones, la de disfrutar de los regalos de Baco a la humanidad? ¿Qué puede ser más placentero que escribir de puño y letra, además de lo visto, olido y degustado, sobre las circunstancias que rodearon aquel dichoso momento en el que se descubría uno u otro caldo? ¿Sobre la deliciosa compañía femenina? ¿Sobre la exquisita plática amistosa? Para explicarme mejor, quiero viajar a meses anteriores a las del dichoso regalo...


"Rodearse de cosas bellas es el mejor antídoto contra el mal gusto de acumular" decía aquel epicúro irredente Don Giovanni de Borbón Dos Sicilias, y siendo igualmente miembro de la piara, como rezaba el gran Horacio, me encontraba en la ciudad de Florencia en busca de mi antídoto en forma de un libro de catas. Efectivamente quería desde hacía tiempo un libro, (caprichosamente) un libro florentino con hojas en blanco, de preferencia hecho con papel de alguna manera artesanal, encuadernado en pasta tipo española, en piel roja o vino (muy ad hoc), de mediano tamaño y con unas buenas cuatrocientas páginas... No quería algo hecho de antemano como una agenda Hermés o Montblanc. Quería algo hecho para mi.

La lista era larga y el tiempo precioso. Había conseguido la dirección de dos o tres encuadernadores florentinos, pero todos ellos requerían de cierto tiempo para hacer el libro a medida, y apresurarlos estaba fuera de toda cuestión. Después de mucho caminar, me resigné a no tener un libro de catas italiano.


Pero se dice que cuando alguien desea realmente algo, al mismo tiempo lo atrae para si... y un par de semanas más tarde, en Pisa, encontré el libro que tanto buscaba. Sucede que la parte más visitada de esta antigua ciudad, la de la Torre Pendente di Pisa, campanario de la Catedral de la misma ciudad, y su correspondiente Baptisterio, es también una larga calle de vendedores de souvenirs de todo tipo y forma: lapiceros, tazas, camisetas, chaquetas, banderas, Pinoccios, Davids, torres inclinadas de todos tamaños y un largo etc. Caminaba entonces curioseando frente a estos interminables puestos de vendedores, y entre todos esos artículos pude ver el libro que imaginariamente había mandado hacer días antes en Florencia... Contaba con todo lo deseado; rojo vino, artesanal, con pasta tipo española y grabado con la mismísima torre pendente. Sin preguntar siquiera el precio, lo adquirí... Y hasta el día de hoy, estimado lector, este pequeño libro aún resulta a la vez anecdótico y placentero.


La Cata de Vinos Lúdica

Imagino, naturalmente, que los profesionales del vino encuentran una herramienta de trabajo valiosa en aquel software del que escribí anteriormente. Igualmente existen publicaciones de libros de cata con todo tipo de informaciones, y sus catas pueden ser más o menos profesionales. Pero para mi la cata de vinos nunca ha sido algo por lo cual deba sentir responsabilidad alguna, por el contrario, siempre ha sido una actividad enormemente placentera. Y francamente me ha sido de poca utilidad práctica, que no sea la de recordar que tal o cual vino resultó excelente, o bajo qué maridaje floreció en todo esplendor, o para recordar la grata compañía y conversación que acompañó tan, sí, lúdico y epicúreo momento. Mi libro de catas es mas bien un diario, un compendio de momentos y placenteros recuerdos... Por eso recomiendo que usted adquiera el suyo propio, con las características que usted desee y para anotar lo que le venga en gana, mientras tenga que ver con los nobles caldos.

Pero una vez que adquiere usted su libro, ¿qué debe anotar en él? Como dije antes, lo que le venga en gana. Yo he decidido organizar mi libro a como lo puede observar en las imágenes, incluyendo la siguiente información, a saber(*):

- Etiqueta (de ser posible, claro está)
- Fecha
- Nombre del vino y añada
- Casa productora
- Varietal, de saberlo, o
- Cepas (Los vinos americanos, africanos y australes generalmente la incluyen; los europeos no siempre incluyen sus coupages en la etiqueta)
- Denominación de Origen
- Procedencia.
- Notas de Cata, en tres partes: Vista, Nariz y Boca
- Finalmente incluyo ciertos comentarios, notas o anécdotas del como se degustó ese caldo en particular.
*Hacer todo con la vista del hombre enamorado


Sus catas pueden tomar un aspecto muy serio o muy científico o inclusive poético. Usted manda en su libro.

Dos excelentes amigos, Arturo Morlet y Eduardo Maitret, dos buenos epicúreos, tienen su particular estilo de anotar sus catas, y los he invitado a ser participes de este blog. Felizmente han aceptado, y espero muy pronto poder contar con sus valiosos comentarios. Pero esto será pasto de otros, muy próximos, posts... (Update - He aquí la publicación de la primera cata de mi buen amigo Dr. Arturo Morlet en este blog: http://invinumveritas.blogspot.com/2010/12/las-moras-tannat-2007.html)

Pues bien, ahí lo tiene usted; tomar vinos y degustarlos es un placer que escapa a toda explicación, y recordarlo debe ser también un ejercicio placentero...


À votre santé!

Por Paco Hernández-Castañeda
Octubre de 2010
©

Fotos del autor.

En Savoir Plus: