viernes, junio 21, 2024

De una Belleza Extraordinaria


Sobre el Sindrome de Stendhal y la hermosa discreción de la elegancia.

Aquella tarde fría, nuestro viajadísimo y buen amigo Manuel había prometido llevarnos a comer a un lugar realmente especial, de “Venecia Profunda” habían sido sus palabras. Sabiendo que el carácter ibérico de Manuel no le traicionaría y que en asuntos gastronómicos no se andaba con rodeos, mi hermano y yo esperamos con paciencia la hora de comer.

Habíamos quedado en vernos en una esquina de la Piazza San Marco, donde en aquellos momentos se llevaban a cabo los preparativos para el ya próximo Carnevale, lo cual animaba a ciudad con extravagancias de mascaras y características vestimentas carnavalescas. Ya cansados después de una intensa mañana de Accademia, Palazzo Ducale y Basílica de San Marcos, y de la búsqueda de un tapiz por parte de Pablo y de una navaja 'Marinera di Venezia' por mi parte, ambos sonreímos cuando nuestro amigo nos hizo señas para que nos acercáramos a uno de los pasajes de aquella plaza. Así, en procesión, comenzamos a andar en lenta travesía a las entrañas de Venecia. De a poco empezamos a perder el bullicio turistero y su trajín de tiendas de lujo para adentrarnos en la verdadera ciudad, en si misma evocadora de misterio y de por demás románticas ilusiones; no era posible dejar de escuchar las historias susurradas por las antiguas paredes de aquellas estrechas callejuelas y a cada paso parecíamos ser transportados a otro lugar, en otro tiempo; mi mente viajando irremediablemente hacia el 'Andrea Delfin' de Paul Heyse, todo misterio y tragedia en la Venecia de 1762, y a aquellas aventuras del bastante culto e inteligente incomprendido Giacomo Casanova con su bellisimas monjas C-- C-- y M-- M-- y otras tantas aventuras más en La Serenissima del siglo XVIII. Tras unos buenos minutos de andanzas históricas, llegamos a un pequeño restaurante con todo el encanto de la familia italiana, la 'Trattoria Chinellato', en el antiguo 22 de no recuerdo que calle, en donde numerosos lugareños disfrutaban de los placeres de la mesa.

Adentro el ambiente era más cálido y todos, nosotros y varios compañeros de viaje casuales que se nos habían unido durante el día, nos acomodamos al fondo de la pequeña estancia, una de las dos que conformaban el lugar. Sobra decir que fuimos recibidos muy amablemente por la dueña del lugar, amiga de Manuel, y por su hija, ambas italianas de las que se puede leer en libros de antiguas tradiciones, de formas plenas y amigables, y sí, gritonas y animosas. La comida, excelsa, constituida por un 'antipasti de risotto di calamari', lenguado empanizado y gelatto  –todo de inspiración marinera, como aconseja la tradición- y ya con un muy italiano limoncello helado en las manos, había transcurrido plácida y de compañía amigable.

Sin embargo, la conversación de sobremesa había girado hacia el tema de la belleza, tal vez a causa del la sobredosis artística que se sufre comúnmente en Italia, o tal vez a causa del marinamiento causado por aquel spumante Asti Fiorentino bebido durante nuestra obligada 'gondolatta con musicanti' de esa mañana y/o del bianco Bordolino Classico que había acompañado la comida. De esta manera, la conversación había transcurrido de Florencia al Musei Vaticani, y desde la Toscana al Museo Peggy Guggenheim, pasando por el Síndrome de Stendhal – ritmo cardíaco acelerado, confusión y vértigo y hasta alucinaciones cuando se es expuesto a una dosis excesiva de belleza, arte, pinturas y otras obras maestras - y bueno, que al fin al cabo hablar de belleza en Italia es algo muy natural, y hombres todos como éramos en aquella mesa, se comenzó a hablar de mujeres.

Más tarde y ya en francas disertaciones nacionalistas, es decir, todos queriendo reclamar el galardón y ante un panel internacional constituido por un español, un italiano, dos chilenos, dos brasileños, dos mexicanos y la siempre presente dueña veneciana – y de su hija-, la pregunta saltó a mi, caliente como una bella vasija de barro acabada de salir del horno:

¿Y de donde crees tú que son las mujeres más hermosas de este planeta? -


La pregunta me sorprendió por un instante porque justo en ese momento estaba pensando en comprar un libro de 'Historia de la Belleza' de Umberto Eco que no hacia mucho había visto en una librería, además de que me pareció que todos habían callado en el lugar para escuchar mi respuesta.
- ¿De este planeta solamente?- bromee. – Mmmh…- ganaba tiempo. Se precisaba de ingenio y de diplomacia para evitar -el inevitable- faux-pas
- Tal vez mis preferencias- contestaba - en cuanto a chicas se refiere, pertenecen más al ámbito literario que al geográfico. Claro que en México, como en todos lados, existen mujeres bellísimas, donde las haya. – lancé.
- Eso es interesante- comentó Manuel -¿Literarias en el sentido de evocación imaginaria? Porque si es así, querido amigo, ¡esas mujeres no existen!- Todos reímos.
- Lo sé, lo sé... Literaria en el sentido de lo que una mujer puede llegar a causar en la mente masculina, o en su caso, en lo que puede llegar a disparar en su imaginario, hay que recordar que 'Beauty is in the eye of the beholder', además de que en el mundo paralelo de la literatura abundan mucho más las descripciones de personalidad que descripciones físicas, que como todos sabemos, hace falta ver. -
-Entonces, ¿que mujeres literarias te atraen? ¿La Lotte de Goethe quizás? ¿La Natasha Rostova de Tolstoi? ¿La Clawdia Chaucat de Thomas Mann?- Sonrió, por la intención que dejaba entrever al mencionar a esos complejos personajes femeninos, imaginé, con todos sus atributos, taras y máculas, aunque hijas de la pluma de señores.
-Bueno- contesté- Son tantas... Aunque me vienen a la mente algunas descripciones femeninas de Agatha Christie que estuve tentado a enmarcar por evocadoras, como antes mencioné. – Sonreí también, por que ahora lanzaba que las mujeres de Christie eran hijas de una mujer, menos famosas, claro está, pero igual de singulares y ciertamente encantadoras.
- ¿Cómo cuales? – alguien preguntó. Tuve que hacer un esfuerzo para recordar exactamente de quién hablaba, pero al final pude articular:

(En aquel momento efectivamente mencioné las siguientes citas, querido lector, aunque no recuerdo con que precisión; aquí transcribo las originales, ya que escribir mi propio blog me otorga esta licencia de recursos, y de espacio...)

- Recuerdo quizás a aquella Adela Fortescue la cual, Christie escribía, “era todo un ejemplar de la especie; una soberbia figura, Adela era atractiva por dentro y por fuera, con un encanto que decía simplemente a cada hombre: “Aquí estoy. Soy una mujer”. Respiraba femineidad por todos sus poros…” O también aquella Valerie Sinclair, cuya “palabra, su gesto constituían un poema. De ella se desprendía un aura romántica. Vestía una prenda muy casera, una bata de franela encarnada que le llegaba a los pies, pero el encanto de su personalidad dábale un sabor exótico y semejaba una vestidura oriental de encendido color…”- el silencio se generalizó, aunque todos asentían con la cabeza. Como no hubo comentarios, continué:
- O ese pasaje sobre Virginie, que hace la misma autora: “Como en un sueño, Eduardo le abrió la portezuela del auto y ella se sentó a su lado. Sus cabellos rozaron su mejilla y un aroma delicioso, como el de las violetas después de la lluvia, embriagó sus sentidos. Una mujer que embriagaba por su belleza… ¡Entonces era cierto que existían!”. - Es decir, no se trata de lo bello de su rostro, o de las formas de su cuerpo. Más bien algo, una belleza interior que cautiva sin darnos cuenta; que nos causa una respuesta puramente emocional. Como decir que la belleza habla el lenguaje del alma. Un poco como aquel síndrome de Stendhal que comentábamos- Acoté.

La mesa permaneció callada por un instante más, hasta que alguien comentó:
- Llama la atención, el que la belleza está en aquel que la observa, pero a la vez te habla en otro plano, a un nivel distinto que el puramente físico.-
- ¡Por supuesto! – dije, mientras daba otro sorbo a un grappa exquisito, servido un instante atrás.
- Pero quizás mencionas mujeres muy sofisticadas, al estilo de Agatha Christie y su nobleza británica.-
- Tal vez, pero no en el sentido de lo que se entiende hoy como sofisticado, que generalmente se piensa que tiene relación con el dinero. Es más una sofisticación de otro orden; son las maneras, la femineidad, la inteligencia, el conocimiento, el lenguaje con el que se expresa. Es el estar frente a una mujer centrada y culta. Es el tipo de belleza que un alma emite desde el interior y que la belleza externa no alcanza a contener. Y lo mismo sucede con la fealdad; una mujer fea por dentro es horrible aunque sea muy bella. No es una máscara, la mujer realmente hermosa no desea pasar por fuerte, por que ya lo es, ella lo sabe y no es necesario ser dura a cada instante; lo suyo es fortaleza, es seguridad.  Si buscara una palabra para describir al tipo de belleza a la que me refiero, tal vez diría que me gustan las mujeres que son elegantes, más que sofisticadas.  La sofisticación es apenas un barniz, una consecuencia natural de los múltiples estratos de un espíritu elevado.  Esa elegancia de espíritu es hermosa y discreta, pero se expresa con fuerza, a la manera de la elegancia del 'sfumato' de los maestros del Cinquecento. Es algo que no está a la vista, pero que de manera inconsciente sabes que se encuentra ahí.-

Mis palabras quedaron suspendidas en el aire, y los que asistíamos a la mesa nos mirábamos pensativos. Se escuchaba por ratos únicamente el ruido de platos y el murmullo de las conversaciones de otras mesas. Continué.

- Recuerdo mucho algo que leí cuando muy joven, absolutamente intemporal y que marcó en cierto sentido mi gusto por las mujeres, y la razón por la que ahora pienso esto. Lo escribió Rene Sully Prudhomme, primer premio Nobel, quien en 1868 decía: (licencia de blog de por medio, recuerde, querido lector..) “Es una mujer elegante. No me refiero únicamente a esa elegancia de segundo orden que, en la mujer, no es más que el instinto del atavío que le sienta bien. ¿Qué mujer no posee en cierto grado el afán y el don de componerse según su tipo? Me refiero a una elegancia más elevada, la que sabe acoplar las maneras a la finura y a la elevación de la inteligencia y de la cultura más que a la elegancia del vestido y del cuerpo; esto último le es dado por añadidura. La naturalidad es señal de superioridad, lo mismo que la suficiencia presuntuosa es marca de mediocridad. Ahora bien, para que esta naturalidad se haga agradable, tiene que ser simpática, sencilla. La elegancia es fácil, pues no es otra cosa que el gesto de un espíritu escogido. No puede aprenderse, es espontánea y, sin embargo, se da cuenta de si misma, en lo cual se asemeja al buen gusto. El rebuscamiento aun puede ser elegante, pero la elegancia termina donde empieza la afectación. ¡Que bien se aprecian en la mujer esos matices, sutiles en apariencia! En la mujer a quien me refiero, me parece encontrar la elegancia pura, que es la mitad de su belleza. Su atavío está cargado de intenciones y desprovisto de pretensión; sabe perfectamente que lo importante no está en distinguirse por algún detalle de su porte, sino en ser distinguida, y que, sin dejar de ser ella, es preciso no parecerse a ninguna otra; porque todo se encuentra dentro de nosotros, y por consiguiente, todo debe armonizar en nuestro aspecto exterior. La elegancia en las cosas pequeñas reside sencillamente en la gracia; y, en las grandes, en la dignidad; en unas y otras debe ser ingenio. Esta cualidad ejerce sobre mí una seducción extraordinaria. ¡Como me gustaría hacer un verso que se pareciese a ella!”. 

Guardé silencio, sopesando las palabras de Prudhomme y su efecto en los comensales, y en mi propia sensibilidad. Hablé.
- En ningún momento menciona la hermosura física de la mujer en cuestión, solo que "su elegancia es la mitad de su belleza", solo su gracia, su gesto, su ser, y en ese sentido, a mi me gustan las mujeres elegantes, a la manera de Sully Prudhomme, en 1868.

- ¿Entonces? - Dijo el italiano - Tu mujer elegante, como dices, es un ideal absolutamente romántico y diría que inalcanzable.

- No lo creo así -, dije. - Mujeres así las hay en todas partes.
- ¿Crees que no es difícil hallar una mujer así hoy día?- preguntó a todos uno de los chilenos, despertando comentarios generales.
- Mira, mi opinión es esta. A las mujeres así no hay que buscarlas, ellas gravitan hacía ti, siempre y cuando tú estés a la altura. Más bien, que tu espíritu lo esté; que el tuyo sea un espíritu de carácter y ambiciones renacentistas, un espíritu distinguido que arrope el suyo y en el que ella encuentre una fortaleza segura donde habitar y recorrer siempre nuevos pasillos y habitaciones.  ¡Y en esa fortaleza se sentirá su presencia! Las almas solo pueden hablar con otras almas que hablen su idioma, en un mismo plano. Si no, están enjauladas, oprimidas. Y huyen.

La mesa, una vez más, permaneció en silencio. Parecía que lo dicho eran palabras definitivas y definían el tema, y lo agotaban. Mi hermano, con el inteligente timing que le caracteriza, salvó el impasse proponiendo un brindis: - ¡Por las mujeres elegantes, a la manera de Prudhomme! – Todos alzaron su copa y repitieron: - ¡Por las mujeres elegantes! – Nos despedimos un poco reflexivos. Sin duda el tema de la belleza no era cosa sencilla, y el de reconocerla y verla a los ojos y retenerla a tu lado, menos. Pero para nosotros, mi hermano y yo, otras bellas cosas nos esperaban en Roma, al otro día.


Más tarde, ya en el vaporetto de regreso a Mestre, donde nos hospedábamos, observé con inmenso placer la puesta del sol al caer tras la silueta del la iglesia de Santa María della Salute, en contraste con las verdes aguas de la laguna Veneta, una visión en verdad de una belleza extraordinaria…
     –¿Sabes con qué atardeceres sueñan los amantes de París? – pregunté.

Xavier H. Castañeda


Extracto del libro "El Instante Pleno, París. Relatos de pasión, amor y erotismo. Cuadros de una Exposición", disponible en tiendas Amazon alrededor del mundo:




















Imagen 2: CANALETTO 'Piazza San Marco' c. 1730 Metropolitan Museum of Art, New York
Imagen 4: HAYEZ, Francesco 'The Kiss' c. 1859 Pinacoteca di Brera, Milán

http://es.wikipedia.org/wiki/Canaletto

Trattoria Chinellato
Indirizzo: Castello, 4227
Città, provincia e CAP: Venezia (VE) - 30100
Telefono: 041 5236025

The above images are faithful photographic reproductions of original two-dimensional works of art. The works of art themselves are in the public domain for the following reasons:
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Le Monde Diplo, junio


Le Monde Diplomatique en Español

miércoles, junio 19, 2024

Huevos revueltos a la James Bond

Una Alfa Romeo, Martinis, Salmón, Champagne Brut y UM546... "Los huevos revueltos nunca te defraudan" - Ian Fleming


Otra vida, la segunda, la imaginante, me llevaba a través de las calles de París aquella tarde. La suelas de mis zapatos, de cuero, me devolvían un sonido excesivamente fuerte como para poder lograr mi objetivo de pasar desapercibido; tal vez iba demasiado elegante para emprender una huida táctica (¿pero en que estaba pensado esa mañana?). La orilla del Sena se encontraba inusualmente callada, como si todo conspirará para que aquella amenaza de la cual no había sabido nada más que un código -UM546-y unos cuantos datos terribles lograra darme alcance. ¿Cómo había sabido de mi llegada? Solo podía pensar en un inside job, un soplón... 

Empero, me detuve a pensar en UM546; aquel código era temible, y su amenaza muy real. Enviaban artillería pesada. Aunque para mi solo representara un obstáculo externo.

Unos días atrás había considerado que mi misión era demasiado simple. Como agente del CESS ( Cuerpo Especial de Servicios Secretos ), una muy discreta organización instituida el 20 de enero de 1861 como brazo especial del Estado Mayor del Presidente de la República y paradójicamente un año antes de la Intervención Francesa, mi entrenamiento me calificaba en exceso para solo transportar un par de viejos libros hasta la antigua Lutecia (nada en especial para que un CESS de Alto Mando con TB los transportara, a mi parecer). Los dos libros en sí no parecían revestir la menor importancia. Eran dos tomos con el título de Histoire de la Conquête du Mexique escrita en francés por William H. Prescott, editado en París por Firmin Didot Fréres, Fils et Cie. en 1863. Dichos libros debían ser entregados en una dirección de la Rue Godot de Mauroy, cerca de la Opera. Al menos podría viajar sin efectivo mínimo, es decir, sin acompañante.

Había salido de Madrid dos días antes en mi hermosa Alfa Romeo Giulia GT Súper preparado por Totem Automobili, y tras haber recogido los libros sin mayor drama en el ropero del Museo Reina Sofía (y después de ver la exposición de obras de Juan Soriano más grande que había visitado), me dispuse a tomar unas pequeñas vacaciones de dos días por España y Francia. De hecho planee mi ruta con total libertad; hice una parada para dormir en Burdeos, parando también en Blois, para disfrutar de buenos caldos y pagar una visita al histórico Castillo del mismo nombre y de unas buenas baguettes tras la muralla de mismo.

Ya en camino, el manejo del coche se me antojó una delicia y saboreé la carretera como nunca antes, sobre todo navegando en el dorado atardecer en la campiña francesa siguiendo la ruta de los castillos del Loira, árboles y carretera teñidos de oro. Conduje sin ninguna prisa, el sol reflejándose en la pintura verde oscuro del largo cofre y filtrándose por el cristal del parabrisas, el tacto suave de la piel color tabaco y la solidez de la fibra de carbono expuesta dentro del habitáculo, la fría precisión de la palanca de cambio y el intoxicante sonido de esos 600CV, una increíble sinfonía mecánica que competía con el jazz de los altavoces (Aldo Romano, Louis Sclavis, Henri Texier, Enrico Rava, Gato Barbieri…) y los panes dulces y el café Malongo comprados en un café a la orilla de la carretera. Todo contribuía a a una sensación de inigualable placidez.

Llegué de noche a París, y con todo el tiempo del mundo, me fui a caminar por la ciudad helada, dejando el coche en un parking bajo el Louvre, aún con mi FN Herstal S-P90 IR reglamentaria en el fondo doble del maletero, llevando conmigo solo mi Heckler & Koch P7M13S con Karl Nills hechas a medida, bajo mi abrigo. Más tarde y después de un buen caldo bordelés degustado en un agradable restaurante con vista a la Notre Dame iluminada de noche, regresé en democrático autobús a Port de Bercy - los libros siempre junto a mi en una bandolera - y a mi poco lujoso hotel, a disfrutar del "glamour" verdadero de la vida de un agente secreto auténtico. Los libros debían ser entregados al anochecer del día siguiente.

Por la mañana desperté temprano y decidí vestirme ad hoc para una misión en París (todo a medida, es decir, pero con un toque continental - mais bien sûr-): traje gris a tres botones de Camps de Luca, camisa blanca a cuadros azules de tela Sea Island de Charvet de puño francés, gemelos con baño de oro hechos de los botones del traje de gala militar de mi padre, corbata de seda azul oscuro de la misma casa, pañuelo de bolsillo blanco doblado simétricamente de Simonnot-Godard, zapatos de Corthay color marrón y el reloj de pulsera Omega Seamaster vintage de los 50's de oro y acero de mi abuelo. Terminé el look con un sobretodo Crombie Coat gris carbón, unos guantes color café de cuero curtido y una bufanda gris oscuro, y como siempre he tenido una debilidad por los sombreros, rematé con un sombrero fedora (snap brim) también gris oscuro con banda marrón, al fin que la mañana fría me daba esa licencia.

Guardé mi P7M13S en la sobaquera incorporada en mi traje y coloqué los libros en un portafolio Goyard junto a mi purera de madera (conteniendo un puro Romeo y Julieta № 2, cerillos y cortapuros, para una fumada al atardecer tal vez en el Canal San Martin), y me dispuse a salir a la calle.

Tomé un Uber, el cual me llevó a Saint Germain; desayuné un croque monsieur con café en el café Les Deux Magots y me dirigí caminando hasta Les Invalides, al Musée de l'Armée para visitar una exposición de armaduras medievales y después al Louvre. Tras unas cuatro horas de visita por los aposentos del Empereur Napoleón III y de caminata en sus interminables galerías, un poco cansado salí con ganas de comer algo en PAUL, en los jardines de las Tullerias… Fue al cruzar la calle que divide estos de la pirámide del Louvre que noté su presencia. Al principio fue un atisbo, una sensación. Voltee descuidadamente y no noté nada inusual, lo que despertó en mí verdadera alerta. Desvié entonces mi camino con paso rápido y me dirigí al río, cruzando el Pont Royal y bajando las escaleras junto a la rivera para ir en dirección a Pont des Arts.

UM546 vino a mi mente. Las baldosas, la pared del malecón y mis zapatos eran demasiado ruidosos. En ese momento vi mi oportunidad y me encaramé de un brinco a un Batobus que justo zarpaba del Quai Malaquais con la correspondiente protesta del único ser viviente a mi alrededor, el cobrador. El barco estaba vacío. Pagué y me senté sin prisas. Nada ni nadie en las orillas parecía extraño o fuera de lugar.

Decidí bajarme en el Port de Solferino. No sentía amenaza alguna ya. Subí nuevamente unas escalinatas y me dirigí a las calles de Saint Germain. Caminé sin embargo bastante alerta, aunque no percibí, ni observé, nada inusual. Tenía hambre y gustosamente recordé que cerca de ahí mi viejo amigo Guy tenía un cafetucho muy snob en el cual servían mi plato preferido de agente secreto (Octroyez-vous un privilege!). Recordé que una noche de misión nocturna, mientras esperábamos agazapados tras el terraplén de una vía de trenes, decidí darle, para que incorporara al menú de su (en ese momento) proyecto de café parisino, la receta que el mismísimo James Bond recomendara a Felix Leiter en Nueva York, de la pluma de Ian Fleming en 1963:

*Scrambled Eggs 'James Bond'.
(para cuatro 'individualistas')

Ingredientes:
  1. 12 huevos rojos frescos.
  2. Sal y pimienta.
  3. 5-6 oz. de mantequilla fresca.
  4. Cebolletas finamente picadas (ó)
  5. Hierbas finas.
Instrucciones:
Romper los huevos en un tazón. Batir con un tenedor y sazonar al gusto. En una sartén de cobre pequeña fundir cuatro onzas de mantequilla. Una vez derretidas, agregar los huevos y cocerlos a fuego muy lento, batiéndolos continuamente con un batidor de huevos pequeño.

Cuando los huevos estén ligeramente más húmedos de lo que usted preferiría para comerlos, retire la sartén del fuego. Agregue el resto de la mantequilla y continúe batiendo por medio minuto, agregando mientras tanto las cebolletas o las hierbas finas. Sirva sobre un pan tostado a la mantequilla en platos de cobre individuales (solo para su presentación). Servir con champaña (Taittainger) Rosé y música suave...

P.D. Creo que en ocasiones es posible agregar crema en lugar de la ultima porción de mantequilla.

* Receta original de Ian Fleming, del escrito '007 en Nueva York', 1963. Traducción del Autor.

Llegué a Guy's, y tras saludar calurosamente a mi buen amigo, me sirvió el Martini seco correspondiente y el salmón ahumado escocés previos a los huevos revueltos (como lo dictaba el maestro Fleming); la música de jazz en efecto era suave… Me quité el abrigo, el sombrero y los guantes y desabotoné mi americana, poniendo mi portafolio con los libros sobre mi regazo y lo demás en la silla contigua. En un segundo más llegaba la champaña  -  un Moet & Chandon Brut Imperial -, que maridado con el salmón era bocado de reyes. 

Sin embargo, unos minutos más tarde y justo cuando me servían los huevos exquisitamente presentados, mi mirada reparó en unas muy altas zapatillas de piel de cocodrilo rojo oscuro y en unas bellas y largas piernas y breve cintura enfundadas en un traje Chanel azul claro a cuadros, frente a mí mesa. Subí la mirada solo para toparme con más dulzura en la forma de un busto pleno, maquillaje just so, unos ojos intensos y un cabello largo, oscuro y lustroso. UM546… (¿Realmente tenía que escalar esto tanto?) Mi pensamiento inmediato fue arrojar mis huevos aún calientes al rostro de aquella mujer exquisitamente vestida y usar la botella de Moet a manera de arma; pero por un lado se me antojaba un desperdicio tirar así mis huevos James Bond (además de que seguramente UM546 no estaba sola), y por otro yo siempre he sido todo un caballero…

Me levanté entonces retirando ligeramente el lado izquierdo de mi saco, sintiendo el peso de mi P7M13S justo donde lo necesitaba, dejé el portafolios pegado a la base de la mesa y cortésmente retiré la silla frente a mi. Con un ademán y un s'il vous plaît invité a mi formidable rival a sentarse a mi mesa, lo cual hizo con un grácil y elegantísimo movimiento. Levanté mi mano derecha e indiqué con señas a Guy (ex Shin Bet), un nuevo plato para mi visita ciertamente inesperada, seguro de que el platillo estaba a la altura. - ¿Champagne? -  pregunté.

Xavier H. Castañeda

En savoir plus:

* Scrambled Eggs 'James Bond':

Fleming, Ian, (1908-1964)
Quantum of Solace: the complete James Bond short stories / by Ian Fleming.

Boulangeries PAUL:

Armamento:

sábado, junio 15, 2024

Como hacer la taza perfecta...

Del como hacer un café perfecto por su sencillez: una guía para quien busca la experiencia más pura.

El camino para hacer la taza perfecta esta pavimentado de dura prueba y error... aunque solo se necesita una pizca de saber como hacerlo y alrededor de unas 57 tazas para dominar la técnica (¡la práctica hace al maestro!); el viajero que se atreva a tan tortuoso camino es recompensado con el mejor café que haya tomado en su vida, un café contra el que juzgará todos los demás cafés que tome en adelante. Un café espeso, cremoso, humeante y sabroso como el que más, aunque dicho "café" se componga de 1,757 hechuras diferentes con otros tantos granos y en tantos otros días... ¿Pero es un misterio centenario?
No.

El secreto para hacer este café de ensueño es hacerlo con las herramientas adecuadas, y la primera herramienta es la CAFETERA FRANCESA, así, con mayúsculas. Tanto los más expertos catadores de café como los aficionados de toda la vida están de acuerdo que esta es la mejor manera de disfrutar de todas las características que los granos ofrecen. ¿Qué hay otras formas? ¡Claro! La cafetera Moka italiana es otra opción. Y la cafetera turca también. No se hable de las máquinas profesionales de barista para hacer espresso

La Cafetera Francesa
Pero nada como la cafetera francesa para hacer nuestro café en casa, ya que lo que le da ese sabor especial al café hecho por este método es que este, al estar en contacto directo con el agua caliente, deja escapar pequeños ingredientes los cuales le dan mayor complejidad al brebaje terminado, así como también grasas y aceites naturales de los granos de café (que jamás se verán - los dioses nos perdonen - en los cafés instantáneos o de cafeteras automáticas de oficina o caseras), que le agregan vistas, sabores y olores sofisticados, dando por sentado que se está tomando el café correcto, claro está, o lo que es lo mismo, café de especialidad comprado en grano y molido justo antes de la hechura.

Esta cafetera le permite disfrutar, querido lector, amable lectora, del café que elija, en toda su expresión.

Sin embargo, requiere usted también de otras herramientas e ingredientes igualmente importantes para llegar a la antes mencionada perfección, a saber:

Molino y cuchara medidora
1) Una olla ESPECIAL para calentar el agua, de pequeño tamaño de preferencia, y si es profesional, mejor. (No permita que hagan la sopa o calienten la leche del niño en ella).
2) Agua fría y pura.
3) Una cucharilla de 7 gr. o 0.25 oz.*
4) Café en GRANO de la mejor calidad que se pueda usted permitir. (Compre solo el café en grano que habrá de consumir en una semana).
5) Un molino para café. *
6) Un termómetro especial para café.*
7) Un temporizador especial para hacer café de cuatro (4) minutos.*
8) La cafetera francesa, de preferencia de tres tazas, lo cual le permite calcular mejor las cantidades para una persona.
9) Un agitador de madera (de preferencia de bambú), o de acero de grado culinario.
(Se muestran en las imágenes)

Estos utensilios los utilizará usted por mucho tiempo si los cuida bien, además de encontrarlos en cualquier tienda especializada sin mayor problema.

Temporizador y termómetro
INSTRUCCIONES:

a) Llene de agua la cafetera hasta su nivel superior sin derramarla. Vacíe esta en la olla para calentarla. Coloque el termómetro en la olla. El agua debe calentarse hasta alrededor de 70º C (160º F) y JAMÁS debe hervir, esto "quemaría" el café (es un decir).

b) Mientras el agua se calienta, ponga tres cucharadas de café en grano en el molino y muela este durante aproximadamente seis segundos. Mueva alternativamente el molino para que el café se muela de manera regular mientras lo activa. La consistencia debe ser granulosa. Tanto el almacenar el café en grano, como el molerlo justo antes de hacerlo le garantizará un café lo más fresco posible.

c) Una vez molido el café, coloque este en la cafetera. Cuando el agua en el fuego haya alcanzado la temperatura adecuada mencionada anteriormente, apague el fuego y llene la cafetera con el agua caliente hasta la altura marcada por el soporte o anillo superior de la cafetera. Comience a contar los cuatro (4) minutos necesarios para su hechura. Remueva el café con el agitador recomendado (uno de metal de baja calidad o de cualquier otro material puede agregar sabores no deseados en este delicado momento), y ponga la tapa de la cafetera con el cedazo apenas tocando la superficie del café. 

d) Una vez pasados los cuatro minutos, baje lentamente el cedazo hasta el fondo... y estará listo para degustar el mejor de los cafés que haya usted probado.

* Método alternativo: Se puede alcanzar un sabor más suave y "limpio" si después de esperar los 4 minutos mencionados antes y en lugar de bajar el cedazo, se retira la capa o costra de café que se ha formado en la superficie con una cuchara y se deja reposar otros 5 minutos. Después de este tiempo coloque el cedazo en la cafetera pero no baje el émbolo, de tal manera que al servir directamente a la taza este filtre los residuos de café molido que aun queden en el café. A este método se le llama cupping

*Tip de Pro: El cedazo de las cafeteras de tres tazas coincide en tamaño con los filtros circulares para cafeteras AeroPress, por los que pueden utilizarse para filtrar de mejor forma el café si le practica una incisión central para poder incorporarlo al cedazo y el émbolo.

REFLEXIONES

Si cree que la primera vez le ha quedado un café muy fuerte, baje la cantidad de granos la próxima vez. Si le ha quedado suave, haga lo inverso, hasta que encuentre la cantidad exacta. Estas cantidades también varían dependiendo del tipo y procedencia del café que utilice. Siempre recuerde que el café hecho por este método tiene 20 minutos de vida.

Otra característica de la cafetera francesa es que le permite hacer mezclas en tres partes; por ejemplo, en México, el café de la región de Chiapas (sin particularizar) es de suave y de delicado sabor. El de Oaxaca es fuerte y "picante". El de Veracruz es de amplios aromas... ¡haga usted su mezcla!

Así es que, estimados lectores, tomen mi consejo, el hacer su café a como le indico se ha de convertir en un pequeño ritual personal el cual puede concederse diariamente, permitiéndole saborear con detalle todo lo que un buen café le puede ofrecer. 


© Fotos del Autor

martes, junio 11, 2024

¿Qué leer primero, La Ilíada o La Odisea?

Decidir entre leer “La Ilíada” o “La Odisea” primero puede ser un dilema interesante para los lectores que se acercan por primera vez a la literatura clásica. Ambas obras, atribuidas al poeta griego Homero, son fundamentales en el canon literario occidental y han influido en la cultura, el arte y la filosofía durante milenios.

La Ilíada: el comienzo de la saga épica
“La Ilíada” es la más antigua de las dos epopeyas y se centra en los eventos de la guerra de Troya, un conflicto épico que involucra a héroes legendarios como Aquiles, Héctor y Agamenón. La narrativa se desarrolla en el último año del asedio a Troya, explorando temas como el honor, la gloria, la ira y el destino. La intensidad de la guerra y las complejidades de las relaciones humanas crean un escenario multifacético que establece una base sólida para la comprensión de los valores y conflictos de la antigua Grecia. Comenzar con “La Ilíada” nos introduce a un mundo de dioses y mortales en conflicto, donde las decisiones y acciones de los personajes resuenan con consecuencias significativas. Así, esta obra proporciona un contexto épico que no solo prepara al lector para “La Odisea”, sino que también ofrece una visión profunda de la mitología y la cultura griega.

Además, “La Ilíada” presenta una riqueza de personajes y situaciones que han sido fuente de inspiración para innumerables obras de arte y literatura a lo largo de los siglos. La épica batalla de Troya y los héroes que lucharon allí se han convertido en arquetipos del valor y la tragedia humana. Leer “La Ilíada” primero permite a los lectores apreciar cómo estos arquetipos han influido en la cultura occidental.

La narrativa de “La Ilíada” no solo se limita a la acción bélica, sino que también explora las motivaciones personales y las emociones profundas de sus personajes. La ira de Aquiles, el liderazgo de Agamenón, la nobleza de Héctor y la astucia de Odiseo son temas que trascienden el tiempo y resuenan con los lectores modernos. Esta epopeya nos muestra que, a pesar de los avances tecnológicos y culturales, las cuestiones fundamentales de la humanidad siguen siendo las mismas.


La Odisea: la aventura del regreso
Después de sumergirse en la guerra de Troya con “La Ilíada”, “La Odisea” ofrece una transición natural hacia la historia del regreso de Odiseo (Ulises) a su hogar en Ítaca. Esta epopeya narra las aventuras y desafíos que Odiseo enfrenta en su viaje, incluyendo encuentros con cíclopes, sirenas y dioses caprichosos. La astucia y la perseverancia de Odiseo contrastan con la fuerza bruta y el honor de los héroes de “La Ilíada”, proporcionando una exploración más completa del heroísmo y la humanidad.

Además, “La Odisea” no solo es una historia de aventuras, sino también una reflexión sobre la inteligencia, la resistencia y el deseo de hogar. Leer “La Odisea” después de “La Ilíada” permite apreciar mejor las referencias y continuidades que hacen de esta epopeya una secuela enriquecedora y significativa. Odiseo, con su ingenio y habilidad para superar obstáculos, representa una visión diferente del héroe que complementa la valentía y el honor mostrados en “La Ilíada”.

En “La Odisea”, la narrativa se adentra en la psique humana, explorando los deseos, miedos y anhelos de Odiseo mientras lucha por regresar a su hogar y a su familia. Sus encuentros con seres míticos y su resistencia ante las adversidades subrayan la importancia de la astucia y la inteligencia sobre la fuerza bruta. Esta epopeya resalta la idea de que el viaje de regreso puede ser tan heroico como la batalla misma.

El poeta Homero
Detrás de estas obras inmortales se encuentra Homero, un poeta de la antigua Grecia cuya vida está envuelta en el misterio y la leyenda. Aunque se sabe poco con certeza sobre su vida, Homero es universalmente reconocido como uno de los poetas más grandes de todos los tiempos. Su habilidad para tejer historias complejas con personajes vívidos y temas profundos ha dejado una marca indeleble en la literatura mundial. A través de “La Ilíada” y “La Odisea”, Homero no solo nos ofrece un vistazo a la mitología y las creencias de la antigua Grecia, sino que también nos invita a explorar las emociones y experiencias humanas universales. Sus obras continúan siendo estudiadas, interpretadas y admiradas por su maestría narrativa y su capacidad para capturar la esencia del espíritu humano.


El fundamento cultural del mundo occidental
El filósofo alemán Dietrich Schwanitz, en su obra “La cultura, todo lo que hay que saber”, señala que estas dos epopeyas griegas, junto con la Biblia hebrea, son los dos ríos de pensamiento de donde proviene todo el fundamento cultural del mundo occidental. Schwanitz subraya que el conocimiento de estos textos es esencial para comprender la profundidad y el desarrollo de nuestra herencia cultural. “La Ilíada” y “La Odisea” no solo son historias fascinantes, sino pilares de nuestra civilización que han moldeado el pensamiento, la literatura y las artes.

La importancia de estas epopeyas en la formación de la cultura occidental no puede subestimarse. Desde la antigüedad hasta el presente, estas historias han servido como fuentes de sabiduría, inspiración y reflexión sobre la condición humana. Schwanitz destaca cómo las lecciones y valores de estos textos han permeado diversas disciplinas, desde la filosofía hasta la política, y continúan resonando en la sociedad contemporánea.

Reflexiones
Así, comenzar con “La Ilíada” nos proporciona una base sólida para entender la saga de Troya y sus héroes, lo que enriquece la experiencia de leer “La Odisea” después. Juntas, estas epopeyas ofrecen una comprensión más completa de los mitos y valores que han moldeado el pensamiento y la cultura occidental a lo largo de los siglos.

Leer “La Ilíada” primero nos prepara para apreciar plenamente el viaje de Odiseo en “La Odisea”, y juntas, estas obras maestras ofrecen una exploración profunda de la naturaleza humana, el heroísmo y el destino. Como señaló Schwanitz, comprender estas epopeyas es fundamental para cualquier persona interesada en la rica herencia cultural del mundo occidental.

En última instancia, tanto “La Ilíada” como “La Odisea” son joyas literarias que ofrecen una ventana a la mente y el alma de la antigua Grecia. Al leerlas, no solo nos conectamos con el pasado, sino que también enriquecemos nuestro entendimiento del presente y del futuro. Estas epopeyas son más que simples historias; son lecciones de vida, de valor y de la resiliencia humana. Cada verso y cada línea nos invitan a reflexionar sobre nuestra propia existencia y a encontrar nuestro lugar en el vasto tapiz de la historia humana.

Al sumergirnos en estos textos, uno no solo disfruta de narraciones épicas, sino que también participa en un diálogo cultural que ha perdurado durante milenios.

Xavier H. Castañeda

viernes, junio 07, 2024

Vivir con honor: la última lección de Sócrates

La muerte de Sócrates, por Jacques-Louis David, c. 1787
Aunque Sócrates fue acusado injustamente de corromper a la juventud e introducir dioses extraños y posteriormente condenado a muerte, este se negó de forma rotunda a escapar y así salvar su vida, una decisión profundamente arraigada en su filosofía y principios.

En el diálogo "Crito" de Platón, Sócrates debate con su amigo Crito sobre si debe escapar de su cautiverio antes de su ejecución, una posibilidad que sus amigos le ofrecían. Sócrates se niega, argumentando que sería injusto evadir su sentencia y socavar las leyes de Atenas, de las cuales se ha beneficiado. Así, Sócrates prioriza su integridad y sus principios filosóficos sobre la supervivencia personal, destacando temas de justicia y responsabilidad ética dentro de la sociedad.

Sócrates argumentó que escapar significaría romper su contrato social implícito con el Estado, que requería cumplir sus leyes y juicios. Este contrato social, explicó, era un acuerdo que había aceptado implícitamente al elegir vivir en Atenas y beneficiarse de sus estructuras legales y sociales a lo largo de su vida.

Sócrates sostenía que la esencia de la vida no radica simplemente en vivir, sino en vivir de manera honorable y justa. Para él, nunca fue justificable responder a una injuria con otro acto incorrecto. La represalia, creía, perpetúa la injusticia en lugar de rectificarla. Sostenía que la verdadera virtud implica mantener los principios incluso ante el sufrimiento o la muerte. Vivir honorablemente significaba adherirse a la justicia y la sabiduría, independientemente de las consecuencias personales. Al elegir permanecer en Atenas y aceptar sus beneficios, tales como la educación y la protección bajo sus leyes, Sócrates sentía que tenía el deber de respetar y obedecer sus decisiones legales, incluso si estas eran defectuosas. Escapar de su castigo no solo violaría este deber, sino que también socavaría los mismos principios que pasó toda su vida defendiendo. Demostraría una falta de integridad y un fracaso en sostener los ideales de justicia y sabiduría.

Además, Sócrates creía que su papel como filósofo exigía un estándar más alto de conducta moral. Si huyera, estaría dando un mal ejemplo a sus seguidores y socavando su trabajo de toda la vida. Su compromiso con la filosofía y la búsqueda de la verdad requerían enfrentar su castigo de frente, demostrando que la búsqueda de la justicia y la sabiduría trasciende la seguridad y la supervivencia personales.

Al aceptar su sentencia de muerte, Sócrates también se inmortalizó a sí mismo y a sus enseñanzas. Al elegir la muerte sobre el deshonor, dejó un legado poderoso que resaltaba la importancia de vivir una vida virtuosa y examinada. Su decisión de mantenerse fiel a sus principios, incluso a costa de su vida, se convirtió en un momento definitorio en la historia de la filosofía, ilustrando el profundo impacto del compromiso inquebrantable con la justicia y el amor por la sabiduría. Este acto de integridad suprema no solo solidificó su lugar como un ejemplo moral, sino que también aseguró que sus ideas perduraran por generaciones, inspirando a incontables individuos a buscar la verdad y vivir honorablemente.

La decisión de Sócrates de elegir el honor sobre la vida sirve como una poderosa lección para la sociedad contemporánea, donde puede parecer que nada tiene verdadera importancia, y donde los valores a menudo parecen estar diluidos. En una sociedad a menudo dominada por la gratificación instantánea y la búsqueda de lo material, su compromiso inquebrantable con su integridad son como un faro de claridad moral. Su disposición a sacrificarlo todo en lugar de traicionar sus principios nos insta a reconsiderar la verdadera esencia de la importancia de los valores que deberían guiar nuestras acciones. En un mundo donde a menudo reina la superficialidad, el ejemplo de Sócrates nos anima a abrazar el coraje moral y la búsqueda de ideales nobles, recordándonos la importancia perdurable de vivir según nuestros principios en lugar de deseos fugaces.

Si le interesa explorar más a fondo estos conceptos, mi sugerencia siempre es recurrir a los textos originales antes de depender de interpretaciones de otros. Para este tema en particular, recomiendo comenzar con los diálogos de Platón: 'Apología', 'Crito' y 'Fedón', en ese orden. 'Apología' trata sobre el juicio y la condena de Sócrates, 'Crito' narra la urgente súplica de un amigo para que Sócrates escape y su razonamiento moral para permanecer en prisión a pesar de la amplia oportunidad de huir, y 'Fedón' detalla sus últimas conversaciones y eventual muerte.

Xavier H. Castañeda

martes, junio 04, 2024

Verdades ocultas: la realidad que se esconde en los mundos de ficción

Imagen de Xavier H. Castañeda en Instagram
Nada de lo que podamos crear o imaginar surge de forma espontánea, ex nihilo, del no ser… ninguna ficción existe sin un sustrato de verdad.

Para mi, esta idea es la esencia misma de la escritura de ficción. Cada historia, sin importar cuán fantástica o surrealista pueda ser, tiene sus raíces en la realidad. Ya sea el paisaje emocional de los personajes, las dinámicas sociales de su mundo, o temas universales como el amor, la pérdida y la redención, la ficción extrae de la riqueza de la experiencia humana. Este estrato subyacente de verdad otorga a la ficción su poder y resonancia, permitiendo que los lectores se conecten con la narrativa en un nivel más profundo.

Tomemos la ciencia ficción, por ejemplo. Aunque la tecnología y los escenarios puedan estar lejos de nuestra realidad actual, la exploración de la ambición humana, los dilemas éticos y las consecuencias de nuestras acciones siguen siendo profundamente relevante. Consideremos las obras de Philip K. Dick o Isaac Asimov. Sus mundos futuristas y tecnologías avanzadas sirven como escenario para explorar preguntas profundas sobre la identidad, la moralidad y la esencia de la humanidad. A pesar de los paisajes alienígenas y los escenarios especulativos, las preocupaciones y emociones básicas nos son íntimamente familiares, ancladas en nuestras propias experiencias y temores.

Incluso en el realismo mágico, donde lo cotidiano y lo extraordinario se mezclan, los elementos fantásticos resaltan y amplifican verdades sobre nuestro mundo. “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez utiliza el realismo mágico para explorar las dinámicas políticas, sociales y familiares de América Latina, ofreciendo conocimientos sobre la historia y cultura de la región a través de un lente ficticio. Los acontecimientos fantásticos en la novela, como la ascensión de Remedios la Bella o la lluvia de flores amarillas, sirven para subrayar las verdades emocionales y psicológicas de las vidas de los personajes.

Además, la ficción tiene el potencial de dar forma a nuestras percepciones de la realidad. Lo que imaginamos y escribimos puede convertirse en verdad en el panorama más amplio, incluso si no es real inicialmente. Al imaginar y contemplar estos escenarios, les damos una forma de realidad. Consideremos las obras de Julio Verne, cuyas historias en su momento fantásticas e imposibles de submarinos y viajes espaciales precedieron a los avances tecnológicos en esas áreas. Las representaciones ficticias de Verne de innovaciones tecnológicas inspiraron a científicos y exploradores reales, demostrando cómo la ficción puede allanar el camino para que surjan nuevas verdades. El mismo caso se da con las películas de Indiana Jones, que inspiraron a generaciones de niños a convertirse en verdaderos arqueólogos.

Otro ejemplo es “1984” de George Orwell, una novela distópica que, aunque no es una predicción del futuro, ofrece una inquietante exploración del totalitarismo y la vigilancia. Varios elementos del mundo ficticio de Orwell han encontrado paralelos inquietantes en la sociedad moderna, ilustrando cómo la ficción puede anticipar e influir en los desarrollos del mundo real. A través de la narrativa de Orwell, los lectores obtienen una comprensión más profunda de los peligros del poder sin restricciones y la importancia de salvaguardar las libertades democráticas.

La ficción también permite a los escritores explorar y expresar verdades sobre la condición humana de maneras que el simple relato factual a menudo no puede. Al tejer estas verdades en las historias, como escritores creamos obras que resuenan profundamente con los lectores, ofreciendo no solo un escape de la realidad, sino también un espejo que refleja las complejidades de sus propias vidas. Esta combinación de imaginación y verdad es lo que hace que la ficción no sea solo una forma de entretenimiento, sino un medio vital para comprender e interpretar el mundo que nos rodea.

Nueva novela, próximo lanzamiento
Cuando reflexionamos sobre estas verdades ficticias y nos involucramos con ellas, las hacemos reales, dándoles vida y relevancia en nuestras propias experiencias. Consideremos también el papel de la ficción en el desarrollo de la empatía. Leer sobre personajes de diferentes orígenes y experiencias puede ampliar nuestra comprensión y compasión hacia los demás. A través de historias, experimentamos vidas que nunca podríamos vivir nosotros mismos, ampliando nuestros horizontes emocionales e intelectuales.

Además, la ficción puede desafiar nuestras creencias e instarnos a ver el mundo desde nuevas perspectivas. “Matar a un ruiseñor” de Harper Lee aborda temas de racismo e injusticia, obligando a los lectores a confrontar verdades incómodas sobre la sociedad y ellos mismos. Al interactuar con tales narrativas, participamos en un diálogo que trasciende las páginas del libro, influenciando nuestros pensamientos y acciones en el mundo real.

En esencia, la ficción es una poderosa herramienta para explorar y comunicar verdades sobre nuestra existencia. La ficción une lo imaginado y lo real, permitiéndonos navegar las complejidades de la vida con mayor perspicacia y empatía. A través del lente de la ficción, podemos examinar la condición humana en todas sus facetas, desde lo mundano hasta lo extraordinario, y encontrar significado en las historias que creamos y compartimos. Esta es la perdurable fuerza de la ficción: no es solo un escape, sino un viaje al corazón de lo que significa ser humano.

Xavier H. Castañeda


viernes, mayo 31, 2024

La biblioteca infinita de Borges

La obra de Jorge Luis Borges, repleta de erudición y exploraciones filosóficas, sigue fascinando a lectores de todas las generaciones con su mezcla magistral de lo fantástico y lo real.

Don Jorge Luis Borges es en definitiva uno de los escritores más importantes y universales del siglo pasado. Su escritura, llena de referencias eruditas y conceptos filosóficos, nos lleva a explorar temas como el infinito, los laberintos y la identidad, incluso dejándonos una forma revolucionaria de entender el tiempo; Borges era capaz de transformar lo cotidiano en algo extraordinario. Nacido en Buenos Aires en 1899, Borges nos legó una obra literaria que continúa fascinando a lectores de todas las generaciones.

El maestro Borges no escribía simplemente para contar historias; sus textos son puentes hacia reflexiones profundas sobre la existencia y el conocimiento. En sus cuentos y ensayos, encontramos un estilo preciso y meticuloso que, a pesar de su complejidad, nos envuelve y nos invita a pensar. Obras como "Ficciones" y "El Aleph" son ejemplos claros de su genio, donde lo fantástico se mezcla con lo real de manera magistral. En "Ficciones", Borges nos lleva a través de laberintos de ideas y mundos alternativos, explorando los límites de la realidad y la ficción (La biblioteca de Babel, incluido en Ficciones, es uno de mis cuentos favoritos). "El Aleph", por su parte, nos presenta un punto en el espacio que contiene todos los puntos, desafiando nuestra comprensión del tiempo y el espacio. Estas obras no solo destacan por su originalidad y profundidad, sino también por la belleza de su prosa, que invita a la reflexión y al asombro.

Borges Esencial, de la ASALE
Aunque Borges nunca recibió el Premio Nobel de Literatura, su influencia en la literatura mundial es indiscutible. Autores y críticos de todo el mundo reconocen su capacidad para desafiar y expandir las fronteras de la narrativa. Borges nos muestra que la literatura es una herramienta poderosa para explorar las preguntas más profundas de la existencia humana, y su obra sigue siendo una fuente inagotable de inspiración y maravilla.

Pero lo más importante y la manera correcta de acercarse a su obra, de sumergirse en el universo borgeano, es leyéndolo, y no a través de los filtros que por fuerza otras mentes tendrán al analizar o comentar su obra. En la imagen muestro mi libro recomendado, una edición conmemorativa preparada por la Asociación de Academias de la Lengua Española.

Xavier H. Castañeda

domingo, mayo 26, 2024

Leer "Don Quijote" ahora y entonces: su relevancia contemporánea y legado duradero

"El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha" es fundamental en la literatura mundial, una obra maestra que nos permite adentrarnos en la historia, contemplar las complejidades de la experiencia humana y reflexionar sobre nuestro viaje personal a través de la vida.

Esta obra es fundamental en la literatura universal por varias razones. En primer lugar, ha ejercido una gran influencia en numerosas obras literarias posteriores, siendo una fuente constante de inspiración para muchos escritores y dejando una marca indeleble en la literatura mundial. Además, El Quijote nos ofrece una fascinante ventana a la España del Siglo de Oro, sumergiéndonos en su cultura, sociedad y valores de una manera única. Es como realizar un viaje en el tiempo y encontrarnos cara a cara con la historia.

Otro aspecto destacado de esta novela es el propio personaje de Don Quijote. Con su idealismo y su lucha contra la injusticia, sigue siendo relevante en la actualidad, enseñándonos valiosas lecciones sobre la perseverancia, la nobleza de espíritu y la búsqueda incansable de la verdad. Más allá de ser una simple historia de caballeros andantes, El Quijote es una exploración profunda de temas universales como la locura, la realidad y la naturaleza humana. A través de sus páginas, podemos reflexionar sobre nuestra propia existencia y encontrar nuevos significados en nuestras vidas, aún en el siglo XXI que habitamos.

En cuanto a por qué la gente leía El Quijote en la época en que fue escrito, hay varias razones interesantes para esto. En primer lugar, la obra fue un éxito instantáneo y un fenómeno cultural en su momento. La gente la leía principalmente para divertirse, ya que está llena de aventuras y humor. Pero más allá del entretenimiento, El Quijote abordaba temas importantes de la época, como los cambios sociales, culturales, religiosos y de identidad española, siendo una lectura relevante para su público. En el Siglo de Oro en España, la lectura era una actividad popular entre la clase media y alta, y las novelas de caballerías, género al que parodia El Quijote, eran especialmente populares.

Finalmente, recomiendo leer un tomo como el que se muestra en las imágenes (en este caso, una edición conmemorativa preparada por la Asociación de Academias de la Lengua Española), ya que es complicado apreciar toda su complejidad en resúmenes o abreviaciones. En lo que se refiere a grandes monumentos de la literatura universal, siempre sugiero ir a las fuentes originales antes de leer interpretaciones de otras mentes.

Leer El Quijote es una experiencia enriquecedora que nos permite sumergirnos en la historia, explorar la condición humana y reflexionar sobre nuestro propio viaje en la vida. Es una obra que merece ser leída y apreciada por todas las generaciones, además de que, en palabras del propio Cervantes: "El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho".

Xavier H. Castañeda