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lunes, noviembre 23, 2020

Ir al Museo desde Casa

"La Vista", Jan Brueghel el Viejo y Pedro Pablo Rubens; Museo de Prado
¿De qué nos sirve el arte sino para hablar con nuestra alma en su mismo idioma? ¿Para salvarla de los rigores de la vida, de la rutina o de la enfermedad? Hoy, mientras permanecemos en casa en cuarentena, los que podemos y debemos, necesitamos del arte para no caer en el desespero de la incertidumbre, para iluminar un poco nuestros días y entender que esto, esto también pasará; y sí, el arte reconforta nuestra alma, esa que ahora está encerrada en casa. Por eso estimados lectores, hoy les invito a visitar lo que únicamente puedo llamar un tesoro digital:



Por iniciativa del Google Cultural InstituteGoogle Arts & Culture ha venido estableciendo convenios desde 2011 con más de 2,500 museos y galerías de todo el mundo con el fin de digitalizar decenas de miles de obras artísticas, y hace accesible para todos obras que de lo contrario sería casi imposible ver en toda una vida de viajes.




Google Arts & Culture nos ofrece una app (disponible en Google Play y App Store) que nos permite hacer uso de toda la tecnología de Google para localizar y visitar en persona muchos lugares, pero también cuenta con visitas virtuales a galerías y museos, arte en alta definición y en realidad aumentada, actividades para hacer en casa, arte en las redes sociales, música, cultura popular, moda e inclusive exploración espacial; sin embargo yo en particular recomiendo enormemente su sección Collections, la que nos permite acceder a una innumerable cantidad de obras de arte en alta definición de museos y galerías de todo el mundo.


Concédase un privilegio y descargue la app o visite esta página necesaria para todo amante del arte y la cultura, ahora que tiene todo el tiempo.

viernes, julio 24, 2020

COVID-19: Esto no ha terminado

Con nuevas cifras y contagios en países donde, en teoría, lo peor de la pandemia había pasado, tales como Alemania o China, desde la Organización Mundial de la Salud se advierte que la enfermedad COVID-19 puede estar entre nosotros de por vida, es decir, como infección endémica, tal como la gripe, el VIH,  la  influenza y otras enfermedades. Además de ello, se percibe en la calle que mucha gente cree que ya hemos superado lo más difícil, pero nada  más alejado de la  realidad; si acaso estamos en los momentos más críticos.

Por otro lado, en México tenemos de vecino al país que ha manejado la crisis sanitaria de forma más irresponsable posible en todo el mundo, EE. UU., lo que representa una presión añadida que nos debe impulsar a ser más estrictos aún en nuestra propia seguridad.

Estimados lectores, debemos continuar siendo lo más racionales posibles ante los riesgos de la pandemia que aún nos acecha. Esto  no ha terminado. Sabemos que debemos intentar reactivar nuestras economías e intentar recuperar cierta funcionalidad social,  pero esto debe hacerse de manera muy racional: ahora nos toca cuidarnos a nosotros y a nuestra familia de la mejor manera que podamos y sepamos.

Por ello es importante ejercer nuestro pensamiento crítico, tanto a lo referente a nuestro entorno cercano como al entorno global; a nadie le es útil dejarse llevar por rumores y falsas esperanzas. En ese sentido, le ofrezco aquí los sitios más indicados para informarse puntualmente sobre el progreso de la enfermedad y el cómo protegerse y proteger a su familia. 

En lo que se refiere a la información precisa y correcta sobre el propio virus COVID-19, visite el sitio de la Organización Mundial de la Salud: Nuevo Coronavirus 2019.


Referente al avance de la enfermedad en tiempo real en cada país, visite el sitio del Johns Hopkins Coronavirus Resource Center.

Referente a saber qué hacer y cómo protegerse y proteger a los suyos, un tema que se actualiza constantemente a medida que sabemos más sobre la enfermedad, nuevamente visite el sitio de la Organización Mundial de la Salud con sus puntuales Orientaciones para el público.


Permanecer informados nos ayudará a prevenir enfermarnos, lo cual es prioridad; pero si ya nos ha tocado, lo más importante es enfrentar este momento de nuestras vidas con la razón y los hechos.

Qué estén bien.

lunes, marzo 16, 2020

Pandemia: La Inenarrable Aceptación del Cambio

La idea de una pandemia siempre se nos hace lejana. Comenzando con la palabra ‘pandemia’, la cual de entrada pertenece, en nuestro imaginario, a las películas de  historias postapocalípticas de zombis o de epidemiólogos en trajes blancos luchando en contra del tiempo para salvar a la humanidad, o de desastres naturales y sus consecuencias en la sociedad a aquellas novelas de huracanes, erupciones volcánicas y espantosos terremotos de siempre. En otros casos, la insensibilización para con la desgracia ajena, a la cual nos encontramos comúnmente expuestos a través del diario y continuo bombardeo mediático (i.e. cien muertos en atentado suicida en India, treinta muertos en atentado en una base militar de Irak, miles de desplazados en tal o cual guerra, decenas de ahogados africanos tratando de cruzar el Mediterráneo, y un larguísimo etcétera), sencillamente nos anestesia de la realidad del dolor humano.

Pero en el momento que las tragedias se ven de cerca, existe algo dentro de nuestra psique que nos impide aceptarlo del todo, que nos hacen no comprender enteramente lo que sucede… Cuando una buena noche escuchas sirenas por la calle, junto con altavoces policiales instándote a que no salgas de tu casa para salvar tu vida, que solo compres lo esencial y permanezcas en lugar seguro, otro tipo de mecanismo humano ancestral toma rienda de tus acciones: el del instinto de supervivencia. Todo pasa a segundo plano y tu interés primordial reside en el resguardo de la seguridad de tu familia y después del tuyo. Pero más allá de este mecanismo ampliamente estudiado y comprensible, la sensación personal es primero la de un trance que nos hace movernos sin cansancio o desgaste aparentes; los sistemas de alerta interna permanecen crispados y poco hay que dejar hacer a lo que aparentemente y conscientemente cree uno correcto ante lo que el instinto nos grita muy claramente. Una vez a salvo, la tragedia colectiva se empieza a degustar como el trago más amargo que nunca pensaste probar.

Es entonces cuando comienza el lento proceso de asimilación; no solo la del trance que acaba de sucedernos (o que no acaba aún), sino la sensación de zozobra que nos acompaña a todas partes. Poco a poco comienza uno a comprender la magnitud, en su medida correspondiente, de lo que nos está sucediendo… y si saldremos bien librados de ello. Comienza entonces el lento éxodo de nuestra mente hacia una nueva realidad, la de facto, la de ahora, diferente a la anterior en tal o cual medida, y la aceptación de que el orden de cosas ha cambiado definitivamente. Es la más rara de las sensaciones la de prever un futuro cancelado, el bloqueo mental inclusive del más común de nuestros sueños recurrentes; una tragedia que viene hacia ti de manera invisible, ante la cual se encuentra uno simple y llanamente impotente te sienta de un golpe, te aterriza súbitamente; pasan a segundo, a quinto plano, las pequeñas cosas de las que estaba hecha tu vida, te das cuenta del delicado balance en la cual estaba sustentada tu realidad; así se cancelan perspectivas tan simples como la de salir con aquella interesante persona que acabas de conocer y te gusta, comprar tal o cual café o celebrar tu cumpleaños; esas cosas ahora suenan vanas y fútiles en extremo, ante la cimbra de tu sistema de valores, pensamientos, filosofía o estructura de conocimientos… cobran importancia tus creencias y las establecen, si carecías de ellas; al fin tal y como hombres primitivos tenemos que abrazar la idea de un orden superior al que pedimos protección. Pero es la razón a la que debemos apelar en estas circunstancias, las que nos toca vivir. La razón.

Y al final es a lo único que nos podemos aferrar.