sábado, noviembre 20, 2010

El Libro de Catas


Del como catar vinos con placer y anotarlo de manera igualmente placentera.

No hace muchos meses un buen amigo me obsequió un programa especializado en catas de vinos. Era posible con este software manejar la cava - vinos, añadas, tiempos de guarda, etc. - y hacer comentarios de catas vía móvil, es decir, desde el mismísimo BlackBerry en el momento de la acción (estar tomando el vino, ¡redios!). Siendo un hombre educado como lo fui, agradecí cortésmente el regalo, pero (espero que mi buen amigo no se sienta mal al leer esto), dicho programa de computadora duerme plácidamente en un estante de mi despacho.

Una vez más permitame explicarme querido lector; no acostumbro practicar el mal gusto de ser desagradecido ni mucho menos, pero ¿que puede sustituir esas pequeñas vibraciones que producen pluma y papel al escribir con calma y mesura sobre una de las más lúdicas aficiones, la de disfrutar de los regalos de Baco a la humanidad? ¿Qué puede ser más placentero que escribir de puño y letra, además de lo visto, olido y degustado, sobre las circunstancias que rodearon aquel dichoso momento en el que se descubría uno u otro caldo? ¿Sobre la deliciosa compañía femenina? ¿Sobre la exquisita plática amistosa? Para explicarme mejor, quiero viajar a meses anteriores a las del dichoso regalo...


"Rodearse de cosas bellas es el mejor antídoto contra el mal gusto de acumular" decía aquel epicúro irredente Don Giovanni de Borbón Dos Sicilias, y siendo igualmente miembro de la piara, como rezaba el gran Horacio, me encontraba en la ciudad de Florencia en busca de mi antídoto en forma de un libro de catas. Efectivamente quería desde hacía tiempo un libro, (caprichosamente) un libro florentino con hojas en blanco, de preferencia hecho con papel de alguna manera artesanal, encuadernado en pasta tipo española, en piel roja o vino (muy ad hoc), de mediano tamaño y con unas buenas cuatrocientas páginas... No quería algo hecho de antemano como una agenda Hermés o Montblanc. Quería algo hecho para mi.

La lista era larga y el tiempo precioso. Había conseguido la dirección de dos o tres encuadernadores florentinos, pero todos ellos requerían de cierto tiempo para hacer el libro a medida, y apresurarlos estaba fuera de toda cuestión. Después de mucho caminar, me resigné a no tener un libro de catas italiano.


Pero se dice que cuando alguien desea realmente algo, al mismo tiempo lo atrae para si... y un par de semanas más tarde, en Pisa, encontré el libro que tanto buscaba. Sucede que la parte más visitada de esta antigua ciudad, la de la Torre Pendente di Pisa, campanario de la Catedral de la misma ciudad, y su correspondiente Baptisterio, es también una larga calle de vendedores de souvenirs de todo tipo y forma: lapiceros, tazas, camisetas, chaquetas, banderas, Pinoccios, Davids, torres inclinadas de todos tamaños y un largo etc. Caminaba entonces curioseando frente a estos interminables puestos de vendedores, y entre todos esos artículos pude ver el libro que imaginariamente había mandado hacer días antes en Florencia... Contaba con todo lo deseado; rojo vino, artesanal, con pasta tipo española y grabado con la mismísima torre pendente. Sin preguntar siquiera el precio, lo adquirí... Y hasta el día de hoy, estimado lector, este pequeño libro aún resulta a la vez anecdótico y placentero.


La Cata de Vinos Lúdica

Imagino, naturalmente, que los profesionales del vino encuentran una herramienta de trabajo valiosa en aquel software del que escribí anteriormente. Igualmente existen publicaciones de libros de cata con todo tipo de informaciones, y sus catas pueden ser más o menos profesionales. Pero para mi la cata de vinos nunca ha sido algo por lo cual deba sentir responsabilidad alguna, por el contrario, siempre ha sido una actividad enormemente placentera. Y francamente me ha sido de poca utilidad práctica, que no sea la de recordar que tal o cual vino resultó excelente, o bajo qué maridaje floreció en todo esplendor, o para recordar la grata compañía y conversación que acompañó tan, sí, lúdico y epicúreo momento. Mi libro de catas es mas bien un diario, un compendio de momentos y placenteros recuerdos... Por eso recomiendo que usted adquiera el suyo propio, con las características que usted desee y para anotar lo que le venga en gana, mientras tenga que ver con los nobles caldos.

Pero una vez que adquiere usted su libro, ¿qué debe anotar en él? Como dije antes, lo que le venga en gana. Yo he decidido organizar mi libro a como lo puede observar en las imágenes, incluyendo la siguiente información, a saber(*):

- Etiqueta (de ser posible, claro está)
- Fecha
- Nombre del vino y añada
- Casa productora
- Varietal, de saberlo, o
- Cepas (Los vinos americanos, africanos y australes generalmente la incluyen; los europeos no siempre incluyen sus coupages en la etiqueta)
- Denominación de Origen
- Procedencia.
- Notas de Cata, en tres partes: Vista, Nariz y Boca
- Finalmente incluyo ciertos comentarios, notas o anécdotas del como se degustó ese caldo en particular.
*Hacer todo con la vista del hombre enamorado


Sus catas pueden tomar un aspecto muy serio o muy científico o inclusive poético. Usted manda en su libro.

Dos excelentes amigos, Arturo Morlet y Eduardo Maitret, dos buenos epicúreos, tienen su particular estilo de anotar sus catas, y los he invitado a ser participes de este blog. Felizmente han aceptado, y espero muy pronto poder contar con sus valiosos comentarios. Pero esto será pasto de otros, muy próximos, posts... (Update - He aquí la publicación de la primera cata de mi buen amigo Dr. Arturo Morlet en este blog: http://invinumveritas.blogspot.com/2010/12/las-moras-tannat-2007.html)

Pues bien, ahí lo tiene usted; tomar vinos y degustarlos es un placer que escapa a toda explicación, y recordarlo debe ser también un ejercicio placentero...


À votre santé!

Por Paco Hernández-Castañeda
Octubre de 2010
©

Fotos del autor.

En Savoir Plus:


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Paco: Fue para mi una sorpresa encontrar este magnifico blog y descubrir que lo escribe mi entranable amigo. Suerte y un fuerte abrazo

Guati

F. Xavier dijo...

Mi estimado Guati, había agradecido personalmente tu comentario, pero nunca es tarde hacerlo por escrito. Y sí así es, me precio de contar con buenos lectores. Un abrazo y un saludo a la familia.
Paco HC